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“Yo estoy encantada de ser ganadera, de ser pionera en ganadería ecológica. Me costó mucho porque al principio solo vendí tres terneros. El primer año, mal, muy mal; y el segundo, y el tercero. Crío en ecológico porque yo ya lo era, tenía mis praos perfectos, los tengo perfectos, cuidados. Yo no echo minerales ni nada para no contaminar el prao para que mis vacas lo puedan tomar como alimento, ni tampoco en el pienso. Yo nunca entendí que mis animales tuvieran que estar atados. Que estuviesen libres era lo primero que pedían para ser ecológico y eso yo ya lo hacía, ya tenía los animales bien cuidados. Estoy tal y como estaba hace 20 años. Construimos unos comederos grandísimos para que las vacas pudiesen entrar a comer libres, como ellas quisieran, cuando ellas quisieran y beber cuando quisieran, no por obligación”