Beatriz Argüeso, ganadera ecológica de Valderredible, en 13 frases

Beatriz Argüeso, ganadera ecológica de Valderredible, en 13 frases

(1)

“Con los animales me organizo muy bien. Si quiero librar dos días, me organizo. Hemos montado la explotación para no trabajar tanto. Mi padre tiene la misma cuadra desde hace 40 años con los mismos amarres, el mismo carretillo sacando el abono. ¿Que esa puerta me estorba porque me tengo que agachar dos veces para pasar los alambres? Pues la cambio de sitio. ¿Que estas vacas así no entran muy bien a comer? Pues hago un amarre nuevo para que entren y salgan todas iguales”

(2)

“La época de verano para el ganadero es bastante cruda porque nos llega la hierba y parece que no hay trabajo en todo el año (que lo hay, pero parece que se nos olvida) y se nos amontona en verano. Ahora es menos trabajo porque hay tractores, hay pinchos. Duro era lo que yo he vivido con mis abuelos y mis padres. Los callos me duran porque yo tenía que coger las pacas, que igual no pesaban mucho, pero que a nosotras nos destrozaban, porque era mover cien pacas en tres o cuatro días y llevarlas a rastras”.

(3)

“Tengo 65 vacas. Siempre he tenido igual. Eso, más tres caballos.”

(4)

“Si a mí me dan dinero para bienestar animal es para eso, para bienestar animal, no para cogerme un Audi de 20 millones. Si yo tengo bienestar animal también tendré luego mis beneficios porque los animales tendrán más larga vida”

(5)

“Antes era todo más comunitario, unas familias tenían una vaca, otras tres, otras cuatro ovejas, otras tres cabras… Y como cada una no podía pagar a un pastor, entre todos pagaban a uno y si no había dinero, se le daba de comer y de dormir. Cada semana el pastor dormía en una casa. Antes se ponían de acuerdo y ahora no podemos. ¿Cómo le vamos a pedir a la vecina que hagamos algo en conjunto? Ya no. Ahora eso no se hace. Antes la necesidad nos hacía juntarnos”

(6)

“Antes aquí había un colegio con 22 niños. Ahora no hay escuela ni nada. Antes había un bar, que era sagrado, ya no hay. El bar para un pueblo era vida, lo era todo porque era centro de reunión donde poder relacionarse”

(7)

“Eloy, el de Cañeda, tenía 12 vacas pintas. Las mejores que tenían en el pueblo. Crio dos hijas, se compró un piso en Santander y otro en Reinosa. Ahora pones 12 vacas y te mueres de hambre. La granja más productiva de leche está aquí al lado, pero tienen 300-400 vacas. Están todo el día trabajando. Eloy se levantaba a las nueve, se iba a tomar el orujo, ordeñaba, hacía cuatro cosas, sacaba el abono, se echaba la siesta, tomaba la copa, echaba la partida y volvía a ordeñar a las 8 de la noche. ¿Quién vivía mejor?”

(8)

“Esta casa la construyeron a mano mis tatarabuelos y mis abuelos, con dos bueyes y sacadas las piedras a rastras del monte de aquí y formaron una familia con cinco hijos y tenían cuatro vacas, ocho-10 gallinas, un cerdo y dos chivas. Por la noche se reunían y contaban sus historias al lado del fuego, la familia, tenían tiempo”

(9)

“Conchi y yo fuimos las primeras ganaderas de Cantabria en construir una nave para trabajar mejor y ¡jo! lo que nos costó. Fuimos las primeras en hacer una inversión. Conchi, lo que trabajó… Ella lo tenía peor porque eran cuadrucas y trabajó muchísimo. Ha sacado carretillos de abono, lo que ha querido y más. Y luchó mucho para conseguir los permisos de la nave y por vender en Internet. A mí también me costó, pero yo ya tenía una nave y solo tenía que adosar. La inversión de Conchi era mayor y a ella le pasaba como a mi. Si nosotras queremos trabajar en esto por qué tenemos que trabajar tanto y tantístimo pudiéndolo hacer de otra manera”

(10)

“Yo estoy encantada de ser ganadera, de ser pionera en ganadería ecológica. Me costó mucho porque al principio solo vendí tres terneros. El primer año, mal, muy mal; y el segundo, y el tercero. Crío en ecológico porque yo ya lo era, tenía mis praos perfectos, los tengo perfectos, cuidados. Yo no echo minerales ni nada para no contaminar el prao para que mis vacas lo puedan tomar como alimento, ni tampoco en el pienso. Yo nunca entendí que mis animales tuvieran que estar atados. Que estuviesen libres era lo primero que pedían para ser ecológico y eso yo ya lo hacía, ya tenía los animales bien cuidados. Estoy tal y como estaba hace 20 años. Construimos unos comederos grandísimos para que las vacas pudiesen entrar a comer libres, como ellas quisieran, cuando ellas quisieran y beber cuando quisieran, no por obligación”

(11)

“Ellas están libres y las veo bien. Hacen lo que les da la gana. Tienes que venir todos los días a atenderlas, a ver cómo están porque a veces les pasan cosas malas como a las personas. A la que está de parto hay que ver si viene bien y si no viene bien pues la ayudamos; si tiene mastitis, al ser ecológica, no se le puede dar nada. Así que se lo curo lo más natural que se puede. Y si no se cura, pues lo tienes que sufrir, y lo sufres con ella”

(12)

“Echo de menos a Conchi porque siempre estaba colgada al teléfono. «Es que ha salido esto nuevo, es que he entrado en Internet, mira lo que acabo de ver, llama tú, no, no, no yo ya he llamado ayer, ahora te toca así, y ahora ya no tienes con qué hacerlo». Las chicas que empiezan ahora parece que… yo hago esto y lo hago en secreto. Siempre tienes con alguien un feeling especial, y yo lo tenía con ella… Tienes a alguien que le dices: «Oye tengo este problema, oye cómo lo solucionamos». Y viví con ella desde cero y eso se lleva ahí”

(13)

“Cuando un hombre le habla a una mujer de ganado… cuando vas a la Cámara Agraria y hablas… Bueno, ahora ya tampoco es como antes. Ahora hay ganaderos jóvenes”

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