CARTA DE UN PASTOR A UN HOSTELERO:
Nacemos para poder dar servicio a los restaurantes, a los bares, a los hoteles, a los catering de colectividades, para que podáis comprarnos todo el producto que elaboramos en nuestras montañas, en nuestros valles y en nuestros mares.
Durante los últimos 20 años hemos estado sufriendo una paulatina extinción como profesionales y un despoblamiento rural sin precedentes. Vivir de nuestro trabajo como han vivido nuestros antepasados se ha convertido en misión casi imposible. Por eso también nosotros nos hemos adaptado a vosotros, cocineros y restauradores, a vuestra forma de comprar, en tamaños, cantidades y forma de serviros, de manera que sea cómodo, ágil y con sentido común.
Después de la crisis sanitaria que acabamos de vivir nos hemos dado cuenta todos, como sociedad, de la importancia de cuidar nuestro entorno. La alimentación ha ganado puntos porque hemos abierto los ojos sobre lo fundamental que es consumir en el entorno.
Tenemos clara una cosa: que si nosotros, pastores, agricultores, ganaderos y viticultores, nos unimos a vosotros, cocineros y camareros, vamos a liderar este cambio que nace en Cantabria, pero que será una semilla que se expandirá por toda España.
Podréis contar a vuestros clientes que, científicamente, nuestra carne tiene unos índices mucho más altos de nutrientes gracias a los pastos de nuestras montañas. Podréis contar que nuestros quesos están hechos con vacas de producciones naturales que solo dan 15 litros de leche al día, frente a las vacas de explotaciones industriales que fabrican 45 litros de leche diarios a base de hormonas, sufrimiento y una alimentación basada en cereales y piensos que traen de países como Brasil.
Podréis hacer recetas con cerdo salvaje de las montañas pasiegas, que no tiene nombre lo rico que está. Podréis cocinar con verdura recién cortada y que llega de la tierra a vuestras cocinas en menos de 24 horas. Una verdura sin químicos y llena de vitaminas, algo que se nota y mucho en las recetas.
Podréis comprar pescado con la seguridad de que viene de nuestras lonjas y de que el precio pagado al pescador ha sido el justo, que no ha venido de otros mares más baratos para hundir lo precios de nuestros marineros.
Si queremos apostar por una economía circular local, todos tenemos que hacer un parón, reflexionar y ponernos de acuerdo para salir adelante juntos y de la mano (cuando nos dejen volver a darnos la mano).